Necesitamos flexibilidad para reinventarnos permanentemente, también para poder adecuarnos al entorno, y ello es una invitación para reflexionar sobre cómo lograr resultados distintos, pasando por revisar nuestras conversaciones privadas, que en ocasiones repiten rutinas de pensamientos negativos que necesitamos reemplazar por pensamientos positivos y constructivos. 

Reitero con ejemplos, que el acompañamiento de un coach contribuye a mejorar el bienestar al solucionar temas que inquietan y preocupan, y coadyuva en el diseño de la vida que aspiramos, pero un coach debidamente formado, certificado, responsable y ético, ya que me preocupa la proliferación de aquellos que se llaman coaches sin la debida preparación, dañando la reputación de nuestro oficio. 

Los coaches compartimos la convicción que la vida es un constante proceso de transformación, para ser los escultores de nuestro propio destino, al contribuir en cada sesión a romper barreras, trabas, y transformar desafíos en oportunidades, para construir una vida con propósito. 

Al comentar sobre el proceso del coaching ontológico y los dominios del lenguaje, emoción y cuerpo, me detengo en este último para referirme al trabajo corporal en las intervenciones, señalando algunas de ellas y listando muchas más, y finalmente cierro con algunos casos de estudio que pueden servir de referencia. 

Estoy convencida que el proceso de coaching es un espacio de construcción de opciones, y un momento estelar de aprendizaje bidireccional.

Adela Romero

MCOA 191

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