Debo confesar, que esto de parar me sonaba muy raro, era muy incómodo, me costaba mucho… y al mismo tiempo, empecé a descubrir que cuando paraba, se abría un espacio en el que me escuchaba más. A veces eso me daba miedo porque era salir de mi zona de confort (vivir en el hacer) y además, temía por lo que podría descubrir al escucharme. Poco a poco esos espacios fueron teniendo más sentido y se volvieron muy necesarios en mi vida. Entendí lo valioso que es escucharme y lo importante que es parar para reconectar conmigo, con mi alma y con mi ser.
Desde mi experiencia y mi mirada, estamos acostumbrados a vivir "haciendo" más que "siendo", es decir dándole más importancia al "HACER" que al "SER" y eso nos lleva a que nos cuesta tanto parar y entregarnos a un descanso de verdadero. Hay otras creencias que me aparecen cuando reflexiono sobre esto:
"Si descanso no soy productivo"
"Si descanso soy flojo"
"No puedo parar"
¿Te resuena alguna?
Hoy me permito desafiar estas creencias y quiero invitarte a desafiarlas juntos.
Observa y registra qué otras creencias te aparecen y cómo es tu diálogo interno cuando tienes la posibilidad de parar y “hacer nada”, sin embargo, algo te detiene a hacerlo. Te acompaño a hacerlo regalándote las siguientes reflexiones:
¿Por qué no paras? ¿Por qué te cuesta tanto parar?
¿En qué momento de tu vida podrían haberse instalado esas creencias que no te permiten parar?
¿Será que parar también es ser productivo ya que te estás recargando y le estás dando a tu cuerpo la pausa y el descanso que necesita?
Nicole Olcese Deza
COA FICOP Nº 8586