En lo personal, hace algunos años sentí que desde lo que hacía y vivía no estaba siendo yo. Vivía más para otros que para mi. El piloto automático era un aliado para cumplir y mantenerme conectada con el Deber Ser, donde la autoexigencia, el alto sentido de la responsabilidad y el querer llegar permanentemente a la perfección se transformaron en efectores dañinos para mi salud mental. Un gran quiebre me llevó a mirar hacia adentro y empezar por el principio: ¿Quién soy?, ¿Dónde se aloja mi sentido o propósito?, ¿Cuál es mi ritmo? y tantas otras preguntas que me llevaron a atravesar la zona de confort hacia la apertura de nuevos aprendizajes.
Nos educamos tanto en el cumplir. Creencias como: “La vida no es fácil”, “Lo que no cuesta no se valora”, “Nunca es suficiente”, “Siempre se puede más” y tantos otros juicios nos llevan a sumergirnos en el cumplimiento permanente, ¿Para qué? a veces ni siquiera sabemos. Pero resulta que en ese andar, pareciera que damos tanto hacia afuera y quedamos vacíos por dentro. Perdemos nuestra brújula y nos desconectamos de nuestro poder personal.
Es así como en la obra “Vida Contemplativa”, del filófoso coreano Byung-Chul Han nos hace el llamado a abandonar la vida hiperactiva, para virar el timón y tomar una nueva dirección hacia la búsqueda y recuperación del sentido de nuestras vidas; el equilibrio entre lo que tenemos en nuestro interior y lo que está afuera con otros. Darnos momentos de silencio y de absolutos “no hacer nada” para escuchar la voz interna.
Nuestros modelos mentales, creencias, juicios, es decir, nuestra forma de ser, determina el cómo percibimos el mundo. Asimismo, nuestro entorno y los mecanismos emocionales que se activan a partir de una emoción y cómo la vivimos, incide en los lentes que utilizamos para mirar. Por tanto, si sabemos que el poder personal es una capacidad emocional que puede verse limitada u obstaculizada por nuestras estructuras mentales, la práctica del coaching ontológico y la mirada de la coherencia del ser, desde dominios del lenguaje, el cuerpo y las emociones, nos invita a reconocer desde dónde miramos el mundo, los obstáculos que estamos teniendo para llevar la vida que queremos y los desafíos que nos proponemos tomar para alcanzar ciertas metas.
Cómo mirar hacia nuestro interior, las opciones pueden ser múltiples pero se requiere en gran medida de voluntad. Amarnos profundamente con nuestras luces y sombras, querernos, protegernos, volver a nuestra escencia.
Andrea Castillo Zamora
COA FICOP n°8633