El Coaching como facilitador de la IH

El Coaching como facilitador de la IH

-es decir, la Inteligencia Humana-

Por Constanza Lazazzera

Hoy, las organizaciones de desarrollo sustentable, las instituciones educativas y las compañías internacionales están situando el foco en el desarrollo de la persona como principal capital, el Humano.

El Coaching Ontológico Profesional como disciplina interdisciplinaria viene trabajando incansablemente en entrenar a personas alrededor de todas partes del mundo, en procesos que serán transformacionales en sus vidas.

La propuesta del Coaching es directa y auténtica: nos invita a ahuecar las palabras que conocemos hasta el momento para construir nuevos sentidos y registros.

En un primer paso, se avanza en entender la forma en que nos hablamos a nosotros mismos, la manera que experimentamos las cosas que nos suceden, y a su vez, las alternativas que podemos diseñar para ir dándole otra nueva forma a los pensamientos de nuestros pequeños mundos privados.

Es aquí donde comenzamos a comprender cómo gestiona conocimiento el Coaching, indagando en todo nuestro sistema de creencias y representaciones para nutrirlo con nuevas preguntas y reflexiones.

El Coaching nos hace pensar en estos micromundos para descubrirlos desde otras perspectivas. Quiénes estamos siendo en este momento, qué roles hemos asumido en nuestros contextos y quiénes podemos ser, entablando conversaciones con metas completamente distintas.

En nuestra formación como Coaches, se retoma la importancia de construir un vínculo dialógico con el Otro porque en ese Otro estamos también creciendo en una visión compartida, en un planteo ético enfocado en el Servicio.

 

Nos vamos convirtiendo en agentes de transformación y cambio, capaces de entrenarnos y entrenar a Otros en distinciones claves como el Autodominio, la Gestión Emocional, el Compromiso, la Escucha Activa, la Autorregulación y la Empatía.

Por otro lado, aprender a trabajar como Coaches implica reconocer los estados de ánimo como potenciales cegueras cognitivas que nos detienen y traban nuestro proceso de aprendizaje. 

Estas cegueras desde ya que no son solo individuales, son sociales y colectivas, también de acuerdo con cada momento histórico que se vive, son sesgos o bias –como las definen los anglosajones- que nos abren o cierran posibilidades, todos los días, todo el tiempo.

Precisamente, el Coaching nos interpela a entrenarnos cada día un poco más para abrir esos sesgos. El gran logro del Coaching es centrar la IH –Inteligencia Humana- como principal diamante a preservar y potenciar entre todos. Personas que se forman como Coaches, emprendiendo distintos caminos de aprendizaje y crecimiento, con conciencia individual y también colectiva. Registrando qué va necesitando su entorno para seguir creciendo y multiplicando posibilidades.

Un fenómeno que aspira a quitarnos del estado de transparencia, del automatismo, para asumirnos en nuestras múltiples dimensiones con mayor trascendencia, entendiendo que el Amor es como diría Humberto Maturana, el gran motor para el aprendizaje y significa, ante todo, cuidar de la fragilidad del Otro, para poder crecer a la par.

Para el Coaching, la tarea no es proveer, es facilitar y multiplicar, con entrega y servicio, guía y contribución. Y eres, ¿cómo te sigues formando como Coach?