¿Coaching sí o coaching no?. Diferencia entre coaching y psicología

¿Coaching sí o coaching no?. Diferencia entre coaching y psicología

Con frecuencia recibimos la consulta sobre la diferencia del coaching con otras disciplinas. Y si “conviene” contratar un coach, un psicólogo o un consultor. En la actualidad encontramos (como en toda teoría) quienes están a favor y en contra del coaching, como si se tratara de un equipo de fútbol... sus hinchas y sus detractores. Desde mi punto de vista, algunos cuestionan la disciplina por miedo; miedo a lo desconocido. Al no entender el método de trabajo del coaching temen que pueda ser riesgoso para el ser humano.

Por Lic. Laura Gómez Insúa. (1)

Por eso quiero compartir con los lectores mi propia experiencia sobre cómo aprendí lo que es (y lo que no es) coaching. Lo comparto parándome en el mismo lugar que hace más de 15 años me llevó a curiosear entre ambas disciplinas. El propósito del alcance de estas palabras es acompañar a personas que poco o nada saben de psicología o coaching ontológico y se animan a ser curiosas en descubrir al menos la primera capa de información.

Diferencia entre coaching y psicología.

Estudié psicología clínica. Mi educación formal en la universidad terminó 6 años, aunque hasta hoy llevo casi 25 donde sigo aprendiendo de la profesión. Entendí que los psicólogos podemos acompañar a que las personas comprendan, mejoren, pronostiquen y hasta tengan un diagnóstico de sus comportamientos en la vida cotidiana, como así también de sus propios procesos e incluso algunos trastornos mentales.

También tenemos competencias profesionales para acompañar a las personas con alguna dificultad de comportamiento o relacionamiento pueden superar la situación, mediante técnicas y herramientas concretas de modificación del comportamiento e incluso de revisión, explicación y comprensión de sus propios procesos mentales.

Bueno, esto surgió en gran parte del marco teórico desde el que opera el profesional. La psicología tiene varias “corrientes” teóricas que sostienen distintas maneras de explicar los procesos mentales, la conducta del ser humano y la estructura de su psiquis, así como diferentes estrategias de intervención, la mayoría de ellas probadas desde el método científico.

Cada psicólogo elige bajo qué teoría ejercer y sigue las pautas de la corriente que haya elegido. Esto le abre ciertas posibilidades y le cierra otras, ejemplo: Los psicoanalistas podrán tener buenos resultados acompañando a personas con alguna fobia arrastrada desde la infancia, pero probablemente no tendrán el mismo éxito con una persona con síndrome de Down. Esto es debido a que cada teoría funciona mejor con algunos trastornos o situaciones y no tan bien con otras.

Mientras ejercí la psicología atendía en consultorio a mis pacientes y los acompañaba en un proceso de mejora de sus habilidades para la vida cotidiana, ellos podrían encontrar la salida de un estado no deseado, como por ejemplo una fobia, una relación amorosa que no terminó bien , hasta incluso superar la pérdida de un ser querido o manejar con más eficacia una crisis de ansiedad. También podrían mejorar sus capacidades mentales, mediante evaluaciones y aplicación de técnicas específicas que permitirán aumentar el potencial de su carácter o personalidad, cosa que los psicólogos estudiamos y evaluamos.

Luego de casi 10 años de ser la psicología mi carrera principal me encontré con el coaching. Me acerqué, con las mismas dudas que muchos, intrigada por el grado de “fascinación” que mostraban muchas personas que hacían coaching (en el caso mío, el acercamiento fue al coaching ontológico). “¡¡¡Me cambió la vida!!!”... “¡¡¡soy otro!!!”, “encontré la salida a algo que por mucho tiempo no pude resolver”... escuchaba decir a los usuarios del servicio de entrenamiento.

No había tenido la suerte de escuchar lo mismo de un paciente que haya recurrido a algún psicólogo (incluyendo a mis pacientes)... muchos venían al consultorio opinando sobre experiencias pasadas con colegas: “fui y no me sirvió para nada”, “el psicólogo que me atendió estaba más loco que yo”... “la psicóloga me pidió que haga cosas muy raras”... “me dio algunos consejos que no me convencieron”...

¡Wow! Eso era bastante doloroso para mi “corazoncito de psicóloga”. En lugar de alejarme, asustarme o decir que el coaching “es una moda”, “es un cuento”, “es un fiasco”, me acerqué aún más al coaching: Descubrir cuál era “la magia”... qué hacían los coaches para tener tan buenos resultados, en particular por lo que escuchaba de sus coachees (2) . Ese fue mi desafío. Y allá fui. Viajé durante un año a Chile para formarme en la escuela de uno de los creadores del coaching ontológico. Ya el nombre era medio raro: Ontología. Me remitía a una parte de la filosofía... Bueno, por lo menos tenía eso en común con la psicología... Coaching ontológico: ”Entrenamiento del ser”... me pareció un lindo desafío.

Lo que encontré cuando me formé como coach sí fue verdaderamente algo nuevo:

• El coach primero pasaba por un proceso de transformación personal. Es decir, primero atravesé mis miedos, enojos, alegrías, resentimientos, ambiciones, desganos y tristezas antes de estar disponible para recibir a otra persona con sus propias emociones y estados de ánimo. Es decir, adquirí herramientas para gestionar mis emociones.

• Luego aprendí que eso que a mí me pasó me servía para estar más disponible para el otro, era más empática. Podía comprender las emociones por las que había pasado el coachee porque en muchos casos yo también las había habitado. Y, además, aprendí herramientas para gestionar dichas emociones.

Ese ya fue un cambio bastante grande para mí, dado que en mi formación como psicóloga siempre nos orientaron a “estudiar” las emociones de otros, no a identificar las propias (3).

• Aprendí, además, sobre distintos dominios que nos constituyen como seres humanos, pero no solo desde un marco teórico, sino desde la vivencia, lo que me llevó a comprender la teoría. Descubrí que operamos en coherencia (o no) desde un plano emocional (interviniendo en nuestro mundo anímico, que actúa como un disparador de acciones posibles), lingüístico (no desde un rol pasivo del lenguaje como descriptivo de la realidad, sino como generador de nuevas realidades) y una dimensión corporal (incorporando nuestra estructura biológica y su disposición al movimiento como elemento vital para anclar aprendizajes).

• Y un aspecto fundamental que encontré en el coaching (que me marcaba una gran diferencia con la psicología) fue que siempre partía de un estado actual para identificar cuál es el estado deseado por el cliente. ¿A dónde quiere llegar?, ¿Hacia dónde quiere ir?, ¿Qué es aquello que quiere lograr y no lo está logrando? Siempre se trataba de ir desde el presente al futuro. El pasado puede servir eventualmente como información, pero si la persona no tiene intención de avanzar, de superar una situación determinada (y no solamente explicarla), el coaching no tendría sentido. Se trataba de abrir un espacio de conversación para aprender sobre uno mismo, explorar posibilidades y miradas que antes no tenía, y no se trataba de que alguien le diga al cliente “esto es lo que ud. debe hacer para sanar”.

Resumiendo, encontré muchas semejanzas, pero esta vez vengo a compartirte las diferencias que encontré. Solo resumo algunas, pues con el correr del tiempo sigo encontrando otras.

Psicología:

• Busca comprender, mejorar, diagnosticar y hasta pronosticar o predecir el comportamiento humano.

• Acompaña a las personas con alguna dificultad de comportamiento, relacionamiento o dificultad en sus procesos mentales para que puedan superar la situación, mediante técnicas y herramientas concretas de modificación del comportamiento.

• Estudia, revisa y explica los propios procesos mentales.

• Se ocupa de la salud mental de las personas. Por otro lado, el Coaching:

• Es un espacio de conversación para el aprendizaje personal.

• Explora las dimensiones del ser humano (corporalidad, emocionalidad y lenguaje) desde su poder generativo, para tenerlas disponibles para la vida, mediante conversaciones, preguntas e interpretaciones que nos llevan a desafiar la mirada actual y abrirnos a nuevas coherencias de nuestro ser.

• Parte de un estado actual hacia la exploración de cuál es el estado deseado por el cliente.

• Es un proceso de transformación para aumentar mi poder como persona.

• Nos ayuda a distinguir para elegir la vida que queremos.

• Se ocupa de activar el potencial de las personas.

Como mencioné antes, esta es solo una primera capa de información, que puede permitirnos empezar a distinguir una disciplina de otra. Luego de esta primera mirada tal vez algunos tengan ganas de seguir explorando diferencias, y hasta descubrir las semejanzas que hay ente ambas. Suelo decir a mis clientes que, si buscan entender su comportamiento, diagnosticarlo o predecirlo, recurran a un psicólogo. Si buscan desafiar su mirada sobre algún tema que los inquieta y se animan a explorar nuevos puntos de vista para hacerse cargo de su presente y su futuro, acudan a un coach ontológico. Si quieren desahogarse y llorar sus penas, o quejarse sobre algo que les pasa o alguien que les “hizo algo”, para conseguir apoyo emocional, moral o espiritual, recurran a un amigo, o al religioso de su comunidad. Cada uno tendrá algo que ofrecer dentro de su campo. Si querés desahogarte, que te den apoyo y que te aconsejen sobre cómo salirte de esta; entonces, el coaching no. Si estás dispuesto a desafiarte en tu manera de ver las cosas, a hacerte preguntas que te muevan la estantería; entonces, el coaching sí. Dependiendo de lo que necesites será: un coach, un psicólogo, un amigo...Cada uno elige.  

 

1 Psicóloga Clínica, Coach Ontológico Profesional (certificada por The Newfield Network), Máster Coach certificada por la Federación Internacional de Coaching Ontológico Profesional (FICOP), Trainer en Programación Neurolingüística. Es socia y directora por Paraguay de la Escuela Recrearte, Professional & Life Coaching y Directora de Gómez Insua (www.gomezinsua.com). Es socia fundadora y exPresidenta de la Asociación Paraguaya de Coaches Ontológicos Profesionales (APCO). Actualmente es Directora del Área de Desarrollo Institucional de FICOP.

2 Llamo coachee al usuario del servicio de coaching, lo que en la psicología serían “pacientes o clientes”.

3 Esto puede tener relación con el lugar y la universidad donde me formé. En otras universidades puede que los requisitos para un estudiante de psicología sean distintos. En Asunción, Paraguay de los '90, un estudiante no estaba obligado a hacer terapia personal (¿será que hoy sí?).